Cuando
me plantearon la posibilidad de dejar México por seis meses y realizar mis prácticas
profesionales en el Museo Marítimo de Barcelona,
no lo pensé dos veces, mi reacción inmediata fue decir que si. En menos de lo que imaginé
estaba haciendo el trámite de visa de estudiante y despidiéndome de mi familia
en el aeropuerto de la ciudad de México.
La ansiedad fue mi compañera durante el viaje, pues siempre la
incertidumbre de lo desconocido entumece un poco los sentidos.
Al llegar al museo por
primera vez, el equipo de trabajo me recibió con gran entusiasmo, sentí un
calor de hogar que calmó mi ansiedad de inmediato. Me presentaron a las
personas con las que iba a trabajar las siguientes semanas y me sentí parte del
equipo de inmediato.
Mis tareas diarias consistían
en: preparar el material para las actividades diarias, por lo que me di a la tarea de aprender
cuales eran estas y conocer a fondo los materiales didácticos, pero sobre
todo conocer cada rincón del museo. Cada
actividad conlleva un proceso de preparación; material, gestión del tiempo y el
espacio, tareas minuciosas que llevé a cabo con gran entusiasmo.
Mi gran reto fue
elaborar una actividad dentro del museo,
teniendo en cuenta que esta estaba dirigida a un público de jóvenes. El conocimiento
de todas las actividades que el museo ofrece al público, me permitió llevar
acabo esta tarea complicada, pero me da la impresión que pude llevarla a cabo
efectivamente.
A medida que fue pasando
el tiempo, fui adquiriendo un gran interés por la historia marítima, por la
vida en el mar, por las personas que por una u otra causa se han dedicado a tan
loable tarea….
Esta ha sido de las experiencias más
enriquecedoras que he vivido, sé que me voy a casa con un conocimiento nuevo y
llena de amistades increíbles, pero sobre todo, agradecida con todos los que
hicieron posible que mi estancia fuera tan gratificante.
Ana Paula García es estudiante de Pedagogía (Ciencias de la
educación) en la Universidad Panamericana de Ciudad de México